Les presento a mi amiga la garza negra, oriunda de no sé donde, pero habitada en mi patio, esta nada peculiar avecita es aun pequeña y no solo en tamaño sino en edad ya que sus papacitos son el doble de grandes y el doble de bulliciosos, les hablo de un animal de 60 centímetros que aun que sea muy poco creíble lo es, aun que lo bueno o no tan bueno de todo esto empezó cuando estas aves decidieron emigrar a mi humilde hogar, ya que en primera fueron expulsados del colegio Max Uhle en una de sus tantas talas de arboles, ellas las más de 8 aves en pareja decidieron escapar a los arboles de Sachaca, luego de un tiempo y luego de cagarles su capilla hasta ya no poder más a las tantas señoras q saben recibir su misa dominical, fueron expulsadas y otras acecinadas por vecinos y guachimanes inescrupulosos, en ese momento una pareja de ellas deciden escapar a mi hogar, donde hasta el día de oí encontraron un poco de tranquilidad, bueno solo ellos porque en lo que es yo, adquirí un despertador nada común, y una apreciación de un apareamiento o no sé qué, la cosa es que solo tienden a gritar mientras q uno posa sobre la otra, algo que no es cómodo a mis oídos y menos para mí vista ya que se torna algo muy común por las noches de luna llena, no pienso quitarles el placer de hacer más grande esa prole de aves ni expulsarlas de mi hogar solo optar por serrar bien las cortinas y dormir lo más profundo posible.
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